Andrei entró a nuestro Cole, cuando era muy pequeñito, un niño inquieto, que llegó al corazón de todos los que compartimos nuestro día a día con el.

Este año, cumple 21, la edad máxima para pertenecer en la etapa escolar, en este caso, de Transición a la Vida Adulta.

Tengo la suerte de haber compartido estos tres últimos cursos con el, y aun me sigo sorprendiendo como una mente con tanta actividad, tanta inquietud y tanta falta de atención, puede seguir aprendiendo y mejorando poquito a poco.

Andrei ha sido un gran descubrimiento para mi y para todo el equipo que hemos trabajado y seguimos trabajando con él.

Andrei no pierde nunca la sonrisa, podríamos decir que es el niño de la eterna sonrisa, entra al colegio contento, sonriendo a todos a quienes pasan por su lado, que lo saludan con alegría, trabaja contento, juega contento... es genial ver cómo su sonrisa nunca se pierde y nos alegra cada día.

Andrei, ¡no para quieto!, pero nos ha enseñando a conversar con el, a escucharlo, aun sin hablar, ya que siempre tiene ganas e intención de contar lo que le pasa, lo que ha hecho, dónde ha ido y cuánto se ha divertido.

Los pictogramas y los gestos más básicos son su pilar fundamental para ello.

¡Andrei es una pieza clave en TVA y lo queremos muchísimo!!